El IVA es una de las formas de recaudación para las arcas del Estado y cada año se producen miles de fraudes que dejan al fondo nacional sin decenas de millones de euros en impuestos.
Los empresarios españoles son los reyes de la triquiñuela y la pillería si de escaquearse de pagar impuestos se trata. Por suerte, este pensamiento cada vez está más mal visto en la sociedad, pero no son pocas las empresas que siguen cometiendo diferentes tipos de fraudes fiscales aprovechando los resquicios de la burocracia española. Aunque estas prácticas se han llevado a cabo prácticamente desde los inicios de la vida moderna en España, es a principios de los 90 cuando empezaron a salir más casos de corrupción empresarial en asuntos relacionados con el IVA.
Aunque es imposible saber todo lo que se escapa del control de la Agencia Tributaria, se detecta que al menos se defraudan al año unos 100 millones de euros por unos 250 empresarios. Y cada año se sofistica más desde que se empezó a tener constancia de ello en los años 90, como hemos dicho anteriormente. Los casos en los que más se intentan defraudar a Hacienda es en las importaciones y exportaciones intracomunitarias, ya que normalmente suelen incluir entramados complejos (ver imagen para entender el caso práctico).
Según declaraciones de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía: «En los fraudes documentales se puede usar cualquier producto, pero los más recurrentes son los móviles, la comida, los coches y los productos informáticos. Cuanto más pequeños y caros sean, mejor, porque es más difícil comprobar que esa mercancía en realidad no se está moviendo». Además de lo comunicado por la Policía, los productos estrella de todos los fraudes del IVA son también los coches de lujo. Durante los últimos años, la UDEF ha desmantelado varias tramas en las que había decenas de empresas interpuestas y los fraudes rondaban los dos o tres millones en cada caso.