A la hora de invertir en bolsa, el inversor debe tener en cuenta las últimas novedades fiscales que afectan a los pagos, especialmente a los dividendos flexibles (en inglés, scrip dividend), es decir, el pago de dividendos en acciones.
Como novedad en 2017, los derechos de suscripción preferente que lleven aparejadas las ampliaciones de capital realizadas para abonar los scrip dividend pasan a tributar de forma directa, como un dividendo normal.
Hasta este año, la tributación se difería hasta el momento en que se vendían las acciones. A partir de enero, se considera una ganancia que tributa al porcentaje que corresponda según el importe.
Existen tres opciones que todo inversor debe conocer respecto a los scrip dividend:
En primer lugar, existe la posibilidad de cobrar en acciones. En tal caso, los títulos que posee en cartera el accionista disminuye su precio de compra con las nuevas y tributan por la plusvalía al venderlas.
En segundo lugar, el inversor podrá vender en el mercado los derechos de suscripción de esas nuevas acciones. Si se opta por esta vía, la retribución se considera ganancia de patrimonio sometida a una retención de entre el 19% y el 23%, en lugar de rebajar el precio de adquisición como se venía haciendo hasta enero de 2017.
Por último, el accionista podrá cobrar en metálico, para lo cual deberá vender los derechos a la empresa al importe fijado por esta y se considerará como un dividendo en efectivo.
Respecto a los dividendos ordinarios, estos se consideran ganancia patrimonial y tributan actualmente al 19% para importes de hasta 6.000 euros. Entre 6.000 y hasta 50.000 euros se paga el 21%, y a partir de 50.000 euros, hay que tributar por el 23% a Hacienda. Asimismo, los dividendos se imputan en el momento en el que se aprueba su distribución por la entidad, independientemente del ejercicio en el que se hayan generado los beneficios de los que procedan y de la fecha de pago.
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