Las responsabilidades que conlleva mantener una empresa son muchas, y una de ellas está relacionada con la contabilidad. Llevar controlada esta rama de tu negocio es vital, así como presentar los documentos necesarios a Hacienda. Un momento clave para cualquier compañía es cuando en fin de año llega el cierre contable y el cierre del ejercicio fiscal. Vamos a explicar cada uno de ellos.
El cierre contable no es una labor sencilla, se trata de cerrar las cuentas de la empresa realizando el análisis de éstas. Dicha información de la empresa la necesita la Administración. Por eso, es necesario no solo llevar a rajatabla la contabilidad de un negocio solo a final de año, sino al menos trimestralmente.
Este cierre suele coincidir con el año natural de la empresa o bien puede seguir el estándar general del 31 de diciembre. Las empresas tendrían hasta seis meses después del cierre para presentar en Hacienda los datos recopilados.
Pero, ¿cómo se hace un cierre contable? Para eso, la gran mayoría de las empresas optan por contratar a empresas externas y expertas que les ayuden a llevar estos temas de la mejor forma. Desde Morante Asesores, como consultores empresariales, nos encargamos de comprobar que los datos cuadren con lo establecido en los libros de empresa para poder realizar los ajustes necesarios. Si no existen errores, será hora de comenzar con el cierre anual.
El balance de comprobación de sumas y saldos es precisamente eso, regularizar las cuentas de ingresos y gastos, así como revisar que los datos coincidan con todo lo que está predefinido.
Con el Plan General Contable, es decir, un listado con los elementos contables del negocio, se revisarán los errores que tengan que ver con financiaciones, activos no corrientes, existencias, acreedores, cuentas financieras, compras, gastos, ventas, ingresos… En Morante Asesores estamos a tu total disposición. Si necesitas más asesoramiento, no dudes en contactar con nosotros.