No se puede empezar la casa por el tejado, se comienza con un plano, se colocan los cimientos y todo va avanzando. Esto pasa igualmente con cualquier iniciativa que se emprenda, y si se cuenta con una metodología específica se habla de gestión de proyectos. Como su propio nombre indica, la gestión de proyectos no es otra cosa que administrar de manera organizada una iniciativa.

La gestión de proyectos

Normalmente la gestión de proyectos se aplica en el ámbito empresarial para hacer referencia a la definición, ejecución y consecución de una estrategia determinada. Contar con un método específico y el software adecuado es lo que realmente facilita que el proyecto se pueda convertir en viable, alcanzable y rentable.

Las reuniones que nunca terminan y los emails para cualquier pequeño detalle son esas acciones diarias que reducen la efectividad y aumentan el estrés en las empresas. Una buena gestión permite minimizar esas pérdidas de tiempo, y enfocarse en el avance de los objetivos marcados.

La gestión de proyectos se ha visto obligada a nacer como disciplina teórica, con una metodología rigurosa que garantice el éxito y evite errores que podrían ser letales.

En el plano empresarial se utiliza y con ello se puede reducir drásticamente el coste y el plazo de cualquier conjunto de tareas organizadas para un determinado fin.

Se han ido haciendo populares diferentes teorías de gestión de proyectos, como el popular método de la Ruta Crítica que permite marcar unos plazos bien claros para cada fase.

También se ha aprendido mucho desde mediados del Siglo XX de otro método igualmente conocido, el método Waterfall, que derivó del diagrama de Gantt.
Posteriormente se han ido haciendo populares otros métodos de gestión de proyectos, como el método Agile. La idea principal de este famoso método es que se trata de un concepto circular, que trabaja por fases y después revisa y vuelve a comenzar.

Scrum es otro de los métodos de gestión de proyectos más extendidos y populares. Normalmente se utiliza para el trabajo en equipo, aunque se puede aplicar a cualquier área. Scrum a fin de cuentas es un marco de trabajo para facilitar la agilidad de procesos, definiendo eventos, prácticas y roles diferentes.

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