Principalmente, consiste en una aminoración de los impuestos que un contribuyente ingresa a la Hacienda Pública basado en parámetros recogidos por la legislación vigente. Empresarios y empresas pueden beneficiarse de una reducción de su contribución tributaria a la Hacienda pública. Por lo general, esta clase de deducción fiscal afecta a los gastos derivados de la actividad profesional o económica del agente. ¡Te contamos a continuación un poco más!
Es el legislador de cada país el que se encarga de clarificar aquellos gastos o inversiones que entran dentro de la deducción fiscal. Puede afectar por el lado del IVA (devolución de este por determinados gastos o inversiones) o, por el lado del IRPF como por el suministro de luz, gas o teléfono.
Una de las condiciones para que un determinado gasto se convierta en deducción fiscal es que esté relacionado con la actividad económica. Y, en general, debe cumplir con una serie de requisitos:
• Que sea imprescindible para el funcionamiento de la empresa.
• Que esté documentado mediante factura.
• Que esté registrado en su correspondiente libro contable.
No se debe confundir la deducción fiscal con la exención fiscal. Esta última hace referencia a un impuesto que, de entrada, ya no se paga. La deducción fiscal, por su contra, parte del supuesto de que el impuesto ya se ha pagado y, debido a determinadas condiciones fijadas por ley, se devuelve al contribuyente.
Otra confusión corriente es la de deducción fiscal y bonificaciones de la Seguridad Social. Las bonificaciones de la Seguridad Social la gestionan este mismo órgano (la Seguridad Social) y no la Agencia Tributaria, que es el órgano gestor de los impuestos.
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