En la actualidad, la cooperación entre las pequeñas y medianas empresas se ha convertido en una herramienta clave para crecer económicamente.  Vender más, salir al extranjero, penetrar en otros mercados, son algunos de las metas que persiguen dichas alianzas estratégicas.

Conocidas también como Joint Ventures, se trata de un acuerdo entre empresas que unen sus fuerzas para conseguir un objetivo que les es común.

Es habitual que una empresa acuda a otra para formar alianzas estratégicas, fusionarse o, simplemente, hacer un acuerdo. Sin embargo, esta forma de unión empresarial tiene un componente de confianza fundamental. Recomendación: “Si tu futuro socio no te da buena espina, es mejor que busques otro aliado”.

Antes de llevar a acabo una alianza, es fundamental realizar un estudio objetivo del modelo de negocio de la empresa. Qué hago y cómo, qué necesidades de producción y de distribución tengo y a qué segmento de la población me dirijo son algunas de las preguntas que se deben responder.

Tras realizar este estudio, es hora de preguntarse: ¿necesito un aliado? Se debe ser muy crítico al responder a preguntas del tipo ¿esto lo puedo hacer solo? ¿por qué necesito un socio?

Una vez hecho el análisis, el siguiente paso es buscar al aliado perfecto (siempre y cuando se necesite). Para ello es fundamental que el socio ofrezca ese valor añadido que se busca: marca, canales de distribución, productos, mercados, etc. Es decir, debe ser complementario a la empresa. Pero no solo eso, además deberá ser afín en cuanto a cultura, métodos de trabajo, objetivos, etc.

Por otro lado, es primordial examinar minuciosamente la calidad y solvencia del aliado, pues cuando una empresa se presenta ante un cliente, responde con su propia imagen de la calidad del producto o servicio que le ofrece su socio aliado.

En último lugar, es conveniente estudiar su credibilidad en el mercado: antecedentes, información básica, histórico, etc.

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